La recaudación fiscal se ubicaría en torno a los u$s17.500 millones, marcando también una caída del 9,1% respecto al ciclo previo.
Las primeras proyecciones de la campaña agrícola 2022/23 que incluye la producción de trigo, maíz, sorgo y soja están atravesadas por la grave sequía que afecta a las principales zonas agrícolas de la Argentina. Además, para los próximos meses los analistas del mercado de granos esperan una caída considerable de los valores internacionales de los commodities. En este marco, según adelanta Agustín Tejeda Rodríguez, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el Producto Bruto Agrícola de la campaña ascendería a u$s50.655 millones y las exportaciones de granos y subproductos serían de u$s40.900 millones, valores que significarían caídas del 12% y 9% en relación a la campaña anterior.
El especialista, en un evento organizado por la entidad, remarcó también que la recaudación fiscal se ubicaría en torno a u$s17.500 millones (-9,1%), y la inversión de los productores totalizaría u$s25.600 millones, dado que los gastos en insumos aumentarían un 32% en relación a la campaña pasada.
Estos valores si bien muestran una caída considerable en los envíos y la recaudación, por el momento no serían una señal de alerta para la economía argentina de cara al próximo año. Es que dentro de las proyecciones de la mayoría de los especialistas del sector se consideraba una caída productiva del trigo y quizás una menor área destinada al maíz. De todas formas, el menor ingreso de dólares será un factor a tener en cuenta sin descuidar que de prolongarse la falta de precipitaciones la producción podría reducirse aún más.
Con este panorama, Martín López, analista del departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales, señaló que la superficie sembrada con cultivos extensivos en Argentina registraría un retroceso en la campaña 2022/23 que, junto a los menores rindes estimados como consecuencia del escenario climático, resultaría en una producción de 127,7 millones de toneladas, reflejando una caída del -1,6% en relación con la campaña anterior. El mayor retroceso se daría en la superficie y producción de trigo, que alcanzaría 6,1 millones de hectáreas y 17,5 millones de toneladas, respectivamente. Asimismo, expresó que disminuirían el área sembrada de maíz y sorgo, en donde se observaría una mayor participación de siembras tardías. En cambio, el área sembrada con soja se incrementaría un 2,5% alcanzando 16,7 millones de hectáreas y se cosecharían 48 millones de toneladas de la oleaginosa, volumen cercano a las 50 millones de toneladas estimadas para maíz, que se mantendría como el principal cultivo. Por último, el área destinada al girasol registraría un aumento de 17,6%, que totalizaría una producción de 3,9 millones de toneladas (+14,7%).