En lo que respecta a extremas situaciones climáticas, este año no ha sido nada fácil para la Argentina. Un claro ejemplo de esto es la actual situación del río Paraná, el cual está sufriendo su peor bajante desde 1944.
En las últimas semanas, gracias a algunas lluvias, la situación hídrica de nuestro territorio comenzó a mejorar. Sin embargo, esta tendencia podría ser solo un espejismo, ya que la probabilidad de un evento “Niña” a partir de octubre es del 80%.
La “Niña” es un fenómeno climático frío que implica un bloqueo de precipitaciones y, según el último informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), la posibilidad de que vuelva a ocurrir a partir de la primavera es de un 80%. Esto significaría que por cuarta vez en los últimos 35 años una campaña gruesa es afectada por dos Niñas consecutivas (2008/2009, 2011/2012 y 2017/18).
En las tres campañas mencionadas, los rendimientos de las cosechas no fueron para nada buenos. Respecto a la soja, los números muestran un rinde en 2008/09 de 18,6 qq/ha y una pérdida del 38% de la cosecha. En 2011/12, hubo un rendimiento de 22,6 qq/ha y una pérdida del 23%, mientras que en 2017/18 se terminó con 21,5 qq/ha y se obtuvieron solo 35 millones de toneladas (32% de pérdida).
Por otra parte, el maíz tampoco pudo sobreponerse a las extremas situaciones climáticas. Los rindes nacionales para dichas campañas fueron: 55,2 qq/ha; 53,4 qq/ha y 59,76 qq/ha, respectivamente, cuando el promedio está en los 80 quintales.
Además, esta situación afecta directamente a las exportaciones nacionales y, por ende, provoca una disminución en el ingreso de divisas al país. Por ejemplo, la sequía de 2018 generó una caída del PIB del 2,5%, la producción agrícola cayó 32% anual y, del lado de la demanda, las exportaciones se contrajeron más del 8%.
Por otra parte, la sequía de la campaña 2008/2009, en el marco de la crisis financiera internacional, también golpeó los precios de las exportaciones. En esa ocasión, la pérdida de producción representó más del 40% de la caída de 2009, que significó casi el 80% de la recesión. En las campañas 2008/09 y 2009/10, las pérdidas estimadas de ingreso directo por sequía en el cultivo de soja ascendieron a US$ 4.115,88 millones y US$ 2.606,37 millones, respectivamente.
