Los robots para las tareas agrícolas ya son una realidad; el fuerte crecimiento demográfico y las exigencias cada vez mayores de los consumidores obligan al agricultor a producir más cantidad y de mejor calidad en un mundo focalizado en la sostenibilidad.
No cabe duda que el futuro de la agricultura requiere de innovación y utilización de tecnología. Las tareas agrícolas son susceptibles a ser robotizadas automatizando actividades de siembra, laboreo, control de plagas, malas hierbas y cosecha.

En este proceso de desarrollo, la Argentina se ubica en el 13º lugar en un ranking compuesto por 194 países que componen la ONU. Ferrari considera que la posición “está altamente subestimada debido al bajo nivel de patentamiento que se realiza en el país, lo que no permite visualizar el verdadero nivel de desarrollo de nuestro país”. Al respecto, agregó que en total unos 30.000 robots ejecutan tareas en el ámbito agrícola, de los cuales 1.000 se encuentran trabajando en territorio argentino.
“Estudios de la FAO exhiben que a nivel mundial un agricultor produce en promedio 2.500 kilos de trigo por hectárea. La superficie cultivable debería crecer un 3% anual para cubrir la demanda del crecimiento poblacional”, argumenta el experto, explicando que “lo revelador suscita en que si al sistema productivo actual, se le suma la robótica acompañada con la inteligencia artificial, se podría triplicar la producción de alimentos, sin necesidad de incrementar la superficie productiva. Por lo que el futuro con inteligencia tecnológica se muestra alentador”.
“Hoy en día, la revolución tecnológica ha cambiado la forma de ver esta actividad productiva. Ahora hablar de agricultura refiere indefectiblemente a la alta tecnológica, digitalizada y moderna. Aun con todo este despliegue tecnológico, la actividad agrícola sigue siendo el segmento menos digitalizado de la economía mundial. Esta debilidad es una gran oportunidad empresarial de crecimiento exponencial en el desarrollo de nuevas tecnologías”, concluyó.
